martes, 24 de octubre de 2006

La calleja misteriosa

Nos rodean desde la más tierna infancia. Desde aquellos días en los que nos perdíamos por ellas en busca de “ramajos” para el día 21 de enero, hasta nuestros días en los que algunos, nos seguimos perdiendo por ellas en busca de eso que los portugueses denominan “Saudade”.

Muchas son las callejas que rodean a San Vicente. Alguna emperifollada como la de la Fuente de la Paz (camino de Villa Vieja). Otras asfaltadas, como el camino de la Vega por los Canchos Blancos. Unas cuantas, recuperadas, como el camino que une el Valle de los Xilgueros con el Cerezal, por la zona del “Canchá La Guardia”. En definitiva, muchas son las callejas que al pueblo envuelven y muchos los recuerdos que ellas guardan.

Recuerdo de niño, o tal vez no de tan niño, ya que esto de los recuerdos es a veces muy casual, una calleja que iba a ninguna parte, finalizaba en ningún lugar. La Calleja Misteriosa le pusimos, sin pilas bautismales ni papeles de Juzgados, así se llamó entonces, y así aun hoy algunos de esta manera la seguimos llamando.

Cosas de niños, o de no tan niños, como ya señalaba antes, los recuerdos son a veces tan antojadizos.

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