martes, 24 de octubre de 2006

El saternote

Mes de Julio de hace veinte años, cae la tarde en la “Pared Nueva” y todo un batallón de chiquillos corretea de un lado a otro.Entretanto, en la vieja pared de un almacén en ruinas, los vencejos, como un coro endiablado, chillan buscando un agujero donde dormir.

Son “Gurriatos” dice uno de los niños, mientras, contempla absorto las bandadas de pájaros que se arremolinan en el cielo, ¡no hombre!, son golondrinas, ¡nada de eso!, las golondrinas se posan en los cables de la luz y esos que chillan tanto, no pueden hacerlo, un día me encontré uno que se había caído al suelo y no tenía apenas patas ¡listo! y me dijo mi padre que no podían despegar del suelo y que dormían volando.
Mientras los dos chavales discuten sobre la clase de pájaro en cuestión, el sol se pone en la calurosa tarde de verano y después de debatir largo rato, ambos, deciden esperar a que éstos se metan en sus agujeros y así, poder comprobar si están dormidos.
La idea es, escalar el muro y raptar a uno de ellos, para hacer un estudio minucioso y poder determinar de qué clase de “bicho” se trata.

Todo está ya oscuro, no hay moros en la costa, mientras uno vigila, el otro, trepa cual gato por el muro desconchado, no se conforma con llegar a los primeros agujeros de la pared, quiere llegar a los más altos, pues según él, es donde más “gurriatos” entran, cuando se encuentra a una altura considerable, justo donde hay una bombilla con un platillo encima a modo de farola, que en las noches de invierno, se mueve de forma lúgubre dando al lugar un aspecto fantasmagórico, entonces, en ese instante, el chaval decide que es el momento.

Se afianza bien al muro y mete la mano en uno de los agujeros más grandes que hay en él, cuando de pronto, suena un grito de espanto, saltando el joven como un felino a la calle, mientras, el amigo le pregunta, ¿Qué ha pasado?, éste le responde, apártate de la pared si no quieres quedarte calvo, o ciego que es peor, ¿Por qué dices eso?, ¿es que no lo has visto? dice el otro asustado, ¡cuando he metido la mano en la grieta ha salido un “Saternote”!, ¿un Saternote?, ¿Qué es eso?, es un “bicho”, que si te escupe te quedas calvo o ciego, dice muy resabido el “trepador”. Mientras, el otro chico con cara de espanto, le dice, ¿lo has tocado?, por que si es así, vete a lavar las manos, todo esto guardando una distancia de seguridad con su amigo.

Con motivo del revuelo, llegan más muchachos al lugar, calzonas cortas, flequillo recto, alguna vela en las narices, “piteras” en la frente y algún que otro palo en la mano, no sea que haya que combatir al saurio. Se reúnen todos a la luz de la bombilla y deciden esperar a que salga algún “bicho” para poder constatar el suceso.
Después de largo rato esperando, aparecen en el muro un par de “Saternotes”, ante la mirada perpleja del grupo de muchachos, los contemplan largo rato, hasta que de una mano furtiva, sale una piedra, que impacta en el muro con estrépito, huyendo los “bichos” como una exhalación hacia sus agujeros.

Así, pasa la noche, una noche de esas de verano, cálidas e inacabables, todos, reunidos contando historias y como no, deliberando sobre si los “gurriatos” duermen mientras vuelan o si los “Saternotes” escupen veneno. Bendita infancia.

1 comentario:

  1. Los saternotes, el mejor insecticida natural que puedas tener en casa.
    Inofensivos totalmente.

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